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En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes —aunque no me interesa lo que fueran, porque Dios no juzga por las apariencias—, esos tales no me impusieron nada nuevo. Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el evangelio a los gentiles, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los judíos.[a] El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos[b] me facultó también a mí como apóstol de los gentiles.

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Footnotes

  1. 2:7 el evangelio … judíos. Lit. el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión.
  2. 2:8 los judíos. Lit. la circuncisión; también en v. 9.